La ignorancia es atrevida

Decía el conocido proverbio griego que “yo solo sé que no sé nada”. Además de una invitación a la humildad, esta frase revela que incluso las personas más sabias dudan de su propio conocimiento. Y es que el dicho encierra en sí mismo mucha sabiduría, porque en una lectura más profunda del mismo lo que viene a decir es que las personas que más saben acerca de un tema son capaces de determinar hasta qué punto desconocen de esa materia. Esto tiene que ver con la capacidad metacognitiva para evaluar su propio conocimiento. El ignorante es ciego tanto a lo que sabe como a lo que no sabe y, por tanto, tiene una capacidad metacognitiva muy pobre para evaluarse en el tema que ignora. Justo esta idea es la que pusieron a prueba en 1999 Justin Kruger y David Dunning en sus experimentos. Este sesgo cognitivo, conocido como efecto Dunning-Kruger, se basa en la ilusión de conocimiento que sufren las personas con menos habilidad, quienes se atribuyen incorrectamente una mayor capacidad cognitiva que la que de hecho poseen.

En uno de los experimentos, los autores pidieron a los participantes del estudio que rellenaran un test de lógica. Este test estaba compuesto por 20 preguntas como “La nota media conseguida en una clase de 20 alumnos ha sido de 6. Ocho alumnos han suspendido con un 3 y el resto superó el 5. ¿Cuál es la nota media de los alumnos aprobados?”. Después se pidió a los participantes que estimaran su habilidad de tres formas distintas. Primero, tenían que comparar su habilidad lógica general con la de otros estudiantes de su misma clase usando rankings hechos con percentiles. Segundo, tenían que comparar su puntuación en el test con la de sus compañeros, de nuevo mediante percentiles. Finalmente, tenían que estimar cuántas preguntas de las veinte habían contestado correctamente. Una vez obtenidas estas tres estimaciones, se dividió a los participantes en cuatro grupos de desempeño, desde el cuartil más bajo, aquellos con peor desempeño, al cuartil más alto, aquellos con mejor desempeño. Los resultados mostraron que aquellos participantes en el cuartil más bajo fueron los que sobreestimaron su capacidad lógica y su puntuación en el test. Como se aprecia en la figura 1, aunque de media se situaban en el percentil 12, jamás creyeron que su habilidad lógica se situaba por debajo del percentil 68. Asimismo, creyeron haber respondido correctamente más preguntas que las que de hecho respondieron, siendo el grupo con peor calibración sobre su propio conocimiento.

Figura 1. Resultados del estudio 2

figure duningkruger.jpg

Fuente: Kruger y Dunning (1999)

En conclusión, esta investigación demuestra lo atrevida que puede ser la ignorancia. Y es que cuando ignoramos algo porque no somos expertos en el tema, no sabemos hasta dónde puede llegar nuestro desconocimiento. El problema es que a menudo esta ignorancia no tiene límites…

Fuentes:

Kruger, J., & Dunning, D. (1999). Unskilled and unaware of it: how difficulties in recognizing one’s own incompetence lead to inflated self-assessments. Journal of Personality and Social Psychology77(6), 1121-1134.

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